EL CABALLO CON PIROPLASMOSIS
¿Tu caballo está decaído de repente?
¿Le faltan ganas y energía, cuando la semana pasada no había quien le parase?
Una de las enfermedades más comunes en España coge por sorpresa a los jinetes en muchas ocasiones. Si va a concursos en los que ponen los boxes en el prado, o si suelta a menudo a su caballo o le
manda a descansar a algún campo, o incluso si simplemente decide salir al campo montado, su caballo puede estar en peligro de coger Piroplasmosis. Aunque no hay datos exactos, algunos
veterinarios dicen que en España están infectados hasta un 30% de todos los caballos, si bien la mayoría no tienen signos clínicos de la enfermedad.
Es importante que todos tengamos una ligera idea de qué es la enfermedad y los pasos que hay que dar para manejarla con éxito.
La Piroplasmosis o Babesiosis Equina e s una enfermedad infecciosa provocada por parásitos protozoarios del género Babesia (de ahí su nombre Babesiosis) que invaden los glóbulos rojos de la
sangre causando su destrucción . Existen dos variedades de parásitos, denominadas: “Theileria equi” (antes llamada "Babesia equi") y "Babesia caballi".
Últimamente los veterinarios y científicos están utilizando varios nombres para identificar a los parásitos, pero para lo que concierne al jinete, digamos que son dos parásitos que reducen el
rendimiento deportivo del caballo y provocan una anemia constante.
A esta enfermedad se la conoce comúnmente como Piroplasmosis, cuyo prefijo "Piro" significa fiebre, lo que implica que la enfermedad cursa con fiebre elevada de 39 a 42 grados Celsius de
temperatura rectal. La fiebre se produce por la liberación de sustancias con efecto "pirógeno" provenientes de la destrucción de las células eritrocitarias o glóbulos rojos.
Al destruirse los glóbulos rojos se libera una sustancia de la sangre denominada bilirrubina, que es la responsable de la aparición de un color amarillo anaranjado en las mucosas visibles de los
ojos y la boca, a esto se le llama "ictericia”. Cuando la disminución de glóbulos rojos es muy elevada, por debajo del 27% de hematocrito, el fenómeno se denomina "anemia" y las mucosas visibles
se observarán muy pálidas y de una tonalidad amarillenta.
Las babesias son inoculadas en las pequeñas venas de la superficie cutánea del caballo por medio de garrapatas infectadas. Las garrapatas se encuentran en zonas geográficas de climas templados y
son endémicas (están siempre activas) donde nunca hace mucho frío, o sea, en España; la Piroplasmosis es muy común, especialmente en caballos que salen a pastar. Las garrapatas detectan
fácilmente el calor de los mamíferos y se acercan a ellos buscando las venitas más superficiales que son más fáciles de picar. En los caballos, éstas se encuentran en las orejas, crinera y
pliegues cutáneos. Por lo tanto, cualquier caballo puede ser infectado. Con respecto a las zonas endémicas, la infección suele ocurrir en las yeguadas donde pueden estar infectados más de un 30%
de los caballos, siendo los potrillos los más propensos al contagio.
Cuando el caballo es infectado por la garrapata y tras unos días de incubación, aparecen los síntomas típicos ya descritos de fiebre e ictericia. La fiebre produce inapetencia (el caballo deja de
comer) y decaimiento. En caso de un cuadro típico, es fácil detectarlo cuando ocurre y después de tomar la temperatura rectal, es el momento de llamar al veterinario; aunque también se observan
con cierta frecuencia cuadros atípicos caracterizados por cólicos, bronquitis, problemas respiratorios, etc. El veterinario tomará una muestra de sangre que analizará para conocer el tipo
específico de parásito que afecta al caballo y procederá a administrar un tratamiento eficaz para ese tipo específico de Babesia y para la etapa inicial de la enfermedad.
Pero, en la mayoría de los casos, las infecciones no se detectan y ocurren de forma "subclínica", cuando los caballos están sueltos en el campo. Una vez pasada la fase febril que es corta (unos 2
o 3 días) el caballo iniciará la fase de recuperación de la anemia, induciendo la síntesis de glóbulos rojos compensatoria de las pérdidas. Pero, quedará infectado permanentemente siendo un
"portador sano", es decir, sin síntomas de la enfermedad en el caso de infecciones por Theileria equi, aunque no suele ocurrir en los casos de Babesia caballi. A su vez, las infecciones pueden
ser provocadas por uno o bien por los dos agentes, lo que agravará el pronóstico del caso.
La mayoría de los caballos infectados en España, se encuentran en esta fase de “clínicamente sanos” pero portadores de la enfermedad y normalmente los propietarios lo ignoran. Estos caballos son
propensos a recaer si son sometidos a estrés (por ejemplo un viaje prolongado en camión u otra enfermedad). Durante la fase febril de la recaída, las babesias circulan por el torrente
circulatorio introduciéndose en los glóbulos rojos, destruyéndolos y liberando pirógenos que producirán fiebre y bilirrubina, lo que inducirá a ictericia. También cuando importamos caballos, en
muchas ocasiones están expuestos por primera vez a garrapatas y cogen la Piroplasmosis. El resultado final será anemia, de la cual el caballo se recuperara nuevamente fabricando nuevos glóbulos
rojos y volverá a su estado deportivo útil. En algunos casos, los caballos con estas enfermedades subclínicas presentan ciertos grados de “anemia” que no se detectan fácilmente pero que influyen
directamente en su rendimiento atlético.
El caballo que da positivo de Piroplasmosis, aunque no presente ningún signo clínico, no puede ser exportado a EEUU, así que antes de ofrecerlo en venta, hay que hacer el análisis de sangre
específico para asegurar que no da positivo.
El caballo con Piroplasmosis necesita una dieta específica para poder trabajar y competir con éxito. Para la síntesis de glóbulos rojos, el caballo necesitará hierro, vitaminas del grupo B y una
alimentación muy digestible y rica en proteínas de buena calidad (aminoácidos esenciales) y en energía (carbohidratos), para poder realizar todos los procesos bioquímicos naturales. El
veterinario administrará un medicamento anti-babesiosis en dosis de acuerdo al tipo de babesia infectante.
Rara vez se presentan mayores complicaciones o síntomas más graves, y suelen ocurrir en caballos con una salud delicada. Lo normal es convivir con el problema sin que afecte mayormente su uso en
equitación, salvo para aquellos de alta competición ya que en general éstos caballos no consiguen alcanzar un estado de forma al máximo. Por eso es conveniente que el veterinario realice análisis
de rutina para conocer con exactitud la situación sanitaria del caballo y poder reaccionar a tiempo. Existen diversos tipos de análisis de sangre para determinar las infecciones por babesias y
consisten en detectar anticuerpos (inmunoflorescencia; fijación del complemento y Elisa que es más práctico) que son específicos para cada tipo de babesia.
A largo plazo, el caballo con Piroplasmosis puede trabajar y competir a los niveles más altos con éxito. Hay que recordar reducirle el estrés todo lo que se pueda, especialmente cuando se
transporta o cuando hace mucho calor. Hay que proporcionar electrolitos si suda y siempre darle de comer una dieta ligeramente más fuerte y más digestible de lo que normalmente necesitaría. Si
recuerda estos pequeños consejos, la Piroplasmosis, en la gran mayoría de casos, está considerada una enfermedad manejable, y no tiene porqué reducir el rendimiento deportivo del caballo.